Muchos goles en la Catedral para cerrar la temporada con victoria (Crónica de Luis Esteban)
(Crónica de Luis Esteban)
El Balonmano Logroño cerraba su andadura liguera contra el Anaitasuna en la Catedral, un bonito escenario para despedirse. Ambos equipos no se jugaban nada, si bien, la rivalidad existente entre ellos -permitidnos denominarlo derbi- y el terminar con triunfo la competición eran razones suficientes como para salir enchufados desde el inicio. Además se despedía de este deporte un ilustre y capitán del Anaitasuna Miguel Goñi. Los primeros minutos marcaron prácticamente la tónica del partido: las defensas no existían y los goles llegaban con enorme facilidad. Para el ecuador de la primera mitad el resultado reflejaba un elevado 16-12, que de seguir así supondría un de los marcadores más altos de los últimos años. Mucha culpa de ello la tenían un Junior Scott muy inspirado de cara a portería, por parte del Logroño, y unos Albert Pujol y Bazán que llevaban el peso ofensivo del equipo navarro. La media goleadora bajó un poco en los siguientes minutos, fruto de unas porterías algo más entonadas y de seguro unas premisas por parte de los entrenadores, a los que normalmente, no les gustan partidos tan alocados. De esta forma., el encuentro transcurría por rachas; un parcial favorable a los locales era contestado con otro favorable a los visitantes para que los primeros se marcharan a los vestuarios con la mínima ventaja (23-22).
El segundo acto defirió poco del primero: acciones rápidas y vertiginosas, y por consiguiente, muchos goles. Qué decir que tras dos minutos de juego, se logaron cuatro, dos por cada equipo, una media muy alta en un partido que podía llevarse cualquiera (25-24). Sin embargo, es precisamente en esta cuestión donde el Logroño se ha hecho fuerte estos últimos años. En partidos igualados, donde el juego no es excesivamente bueno ni excelso, los riojanos son capaces de imponer dentro su juventud su experiencia y llevarse incluso por inercia -gracias a su mayor calidad- el encuentro. Momento además, en el que tres jugadores logroñeses pasaron a escena para adueñarse del partido: Lazar Kukic, ayer un pistolero silencioso que firmó un 7 de 7, aportando además de goles, una gran dirección de juego que a día de hoy le convierte en un jugador con un peso enorme en el equipo; Sergey Hernández apareció en los momentos decisivos para cerrar una temporada en donde se ha convertido en uno de los porteros nacionales más valorados; y por último, Javier Muñoz que con un pleno en ataque -5 de 5- fue capaz de logar cuatro goles en los quince últimos minutos para despedirse de la mejor forma de una etapa que seguro que ni él ni los aficionados olvidan. Así, el partido terminó decantándose por la mínima (37-38) en una temporada, que con algún altibajo, el equipo riojano saca con nota. Muchos fueron los cambios: entrenador, fin al máximo patrocinador, y por supuesto, jugadores. A pesar de ello el equipo ha luchado la segunda plaza hasta el final, ha jugado una final de Copa del Rey, y certificado un año más su presencia en Europa. Con todo, se pone punto y final a una campaña, que con permiso del siempre ganador Barcelona -al que sin embargo recordad que hicimos mortal en el duelo en Logroño-, ha sido muy igualada y que presenta buenos tintes para que podamos seguir contándooslo en la siguiente.
HELVETIA ANAITASUNA: Salazar, Bols (porteros); Álvaro Gastón (2), Antonio Bazán (4), Borja Méndez (3), Xabier Etxeberría (1), Ibai Meoki (1), Krsmancic (4), Albert Pujol (4), Carlos Chocarro (2), Iñigo Barricart (1), Gabriel Cretta (4), Miguel Goñi (1), Mikel Aguirrezabalaga (1), Ander Ugarte (6), Raúl Nantes (3).
BM LOGROÑO LA RIOJA: Sergey Hernández, Javier Romeo (porteros); Sánchez Migallón (3), Vanja Ilic (5), Balenciaga (1), Kusan (2), Scott (7), Javier Muñoz (5), Fekete (2), Moreira (1), Kukic (7), David Cadarso (1), Garciandía (4), Eduardo Ortiz, Dariel García.
