(Crónica de Ángel Sedano)
Tarde grisácea, nubes, pleno mes de noviembre. Cuando uno va a Las Gaunas se suele fijar en todo lo que rodea a un partido de fútbol y un colchón viejo de 90 estaba justo en la entrada del Fondo Sur, donde un servidor suele ver los partidos de la UD Logroñés. Ese colchón era mal augurio, sinónimo de siesta y alguno lo echamos de menos, entre esas butacas incómodas ¡Bendito colchón! se echó de menos sobre todo en la primera parte. Una primera parte soporífera, lenta, carente de ritmo y de fútbol bonito. Ese fútbol que nos enseñó Sergio Rodríguez. Un par de ocasiones, una de Marcos André en jugada ensayada y otra del 9, bueno esta tarde del 10, Ander Vitoria que hizo lo mas difícil estrellarla contra el portero. Cuanto eché de menos ese colchón, esa siesta que era a lo que invitó esa primera parte.
El segundo tiempo trajo goles. Goles de Ñoño al espacio con calidad, pero goles para ganar al Gernika y despertar del letargo al respetable. Se ganó por calidad, se ganó porque la UD Logroñés tiene esos jugadores que, con muy poco, pueden desnivelar un partido de fútbol.
Se ganó y punto, da igual el cómo, se ganó a un rival honrado pero carente de fútbol, se ganó como se suelen ganar partidos en Segunda B con dos chispazos, con fos genialidades de Ñoño que lo celebró con unos lances capote en mano. Se ganó, que era lo importante con 2 goles 2.
