El fútbol femenino es pasión y ha llegado para quedarse.

El fútbol femenino miraba esta vez al Sadar. Dos equipos, situados en la parte alta de la tabla, se enfrentaban en un partido de segunda división. CA Osasuna necesitaba la victoria ya que ello las colocaba como líderés a falta de una jornada.
Hasta ahora, habían sido equipos de primera los que habían llenado estadios. Hoy tocaba testar la salud del fútbol femenino en el resto. ¿En la cita? Dos equipos amigos con aficiones hermanadas. CA Osasuna- Deportivo Alavés.
Llegábamos al Sadar 20 minutos antes del partido y nos encontrábamos todos los acceso a los aledaños del estadio cerrados al tráfico y grandes filas en taquillas.
Conseguimos acceder al estadio, un estadio que impresiona y que lo hace mucho más cuando ves que paulatinamente sus gradas se van poblando.
Las jugadoras saltan al campo, entre ellas, una protagonista riojana: Sara Carrillo. El estadio ruge. Bufandas al cielo. El espectáculo está a punto de empezar.
La grada del fondo sur no deja ni por un momento de cantar y animar. Banderas, bombo y camisetas rojillos. El estadio es una fiesta en la que suena “No hay Tregua». Da igual lo que pase hoy, lo que importa es cómo pase.
Al poco de iniciarse el encuentro, Osasuna marcó su primer gol por mediación de Miriam Rivas. Fútbol vertiginoso, rapidez, fluidez en circulación, mucho criterio. Partidazo.
Seguía apretando CA Osasuna que provocaba un penalti. Zugasti no se lo pensó, cogió el balón y lo alojó en la red sin contemplación. Estallaba El Sadar. Era el minuto 30. En el luminoso, el nombre de la goleadora de la que el speaker decía el nombre y el público cantaba su apellido.
FÚTBOL FEMENINO| 23.812 personas estuvieron ayer presenciando el @RealBetisFem – @SevillaFC_Fem de primera división.
Hoy, este es el ambiente que presenta el Sadar en un partido de la Segunda femenina entre @CAOsasuna y @Alaves #EllasTambiénJuegan pic.twitter.com/Kv53i44XWd— Actualidad Rioja Baja (@ActualidadRB) April 14, 2019
Con dominio rojillo se llegó al descanso. La sintonía del Equipo A acompañaba al vestuario a las jugadoras. Un botellín de agua y quince minutos después vuelve a sonar “No hay tregua”. Esto está a punto de empezar.
Siguió el encuentro. El CA Osasuna buscaba un gol que cerrara el encuentro; pero no lo consiguió. El Deportivo Alavés tocaba y creaba, mimaba el balón, se sentía cómodo con el esférico en los pies. El juego de Osasuna, en su esencia: rápido y directo. Cómo gusta en Pamplona, CA Osasuna en estado puro.
Y llegó el gol del Alavés con más de 20 minutos por delante. Peligraba la victoria y, el empate, beneficiaba al Deportivo Alavés ya que dejaba las cosas como estaban a falta de una jornada.
El Sadar apretaba más y más. Todos sus espectadores, a la vez, con una sola voz animaban a su equipo en todos los sectores del Estadio. Nadie tuvo que cantar recordando que “todo el estadio debe cantar”; el estadio rugía por sus equipos y lo mismo hacían los aficionados vitorianos desde el fondo norte.
Las jugadoras del Deportivo Alavés tuvieron varias ocasiones para igualar la contienda, pero la mano salvadora de Maitane Zalba sacaba el esférico una y otra vez.
Y, al final, llegó el final y, entonces sí, el Sadar estalló y se dispararon los decibelios de una manera muy emocionante. Ese estallido es algo que no puede explicarse con palabras y que sólo puede entenderse si tienes la suerte de vivirlo.
Las jugadoras celebraron con su público la victoria y consolaron a sus rivales. La afición osasunista no olvidó animar al equipo visitante y sus aficionados y las jugadoras del Deportivo Alavés permanecieron, como pudieron, en el campo aplaudiendo a las ganadoras mientras éstas daban la vuelta de honor. Nadie se movió de la grada hasta que se completó la vuelta de honor. Deporte en estado puro, pura pasión.
Los que estuvimos allí sabíamos que habíamos vivido otro día histórico para el deporte femenino. Hoy, Pamplona se había manifestado claramente “rojilla” y había consagrado merecidamente al fútbol femenino.