Segunda B, Liga Iberdrola y Segunda femenina

926 volvimos a Anduva. (Crónica de Ángel Sedano)

(Crónica de Ángel Sedano)

Esta vez no eramos mil; pero casi. Vuelves a Anduva y casi nada cambia en 9 meses, bueno sí. Miranda es esa población cercana; amable para la afición visitante, esa que en un bar te invitan a dos raciones de calamares. Miranda es esa población donde mi papá me llevó por primera vez a ver un partido del Logroñes fuera de casa y los recuerdos te pellizcan el corazón. Miranda es esa población donde un servidor eligio el azul en vez del blanquirrojo en honor a mi amigo, aquel que se empeño en ir de azul desoyendo la llamada de nuestro club con el Anduva blanquirrojo: el equipo iba a jugar de azul y mi querido amigo se presento de azul. Miranda es esa población donde Limones te amarga una tarde de fútbol…

Anduva presentó una gran entrada, entrada de un casi derbi, con esa grada desnuda llena de la afición logroñesa, animosa, ejemplar, mi AFICIÓN.

Empezó el partido con dos equipos que lo tenian claro: oficio y no conceder uno, toque y fútbol bonito el otro. En el minuto 10, Sergio González recogía su propio rechaze y marcaba gol. 1-0 en el marcador para el Mirandés, otra vez tocaba remar contra viento y marea. Respondió Rayco y empezamos a ver cómo Limones apareció y se hizo amargo para los delanteros de la UD Logroñés, se aposto por el toque, la posesión y nos condenó la poca efectividad. El primer tiempo transcurría con la UD Logroñés proponiendo y el Mirandés esperando y tapando los espacios. La tuvo Rubén a pierna cambiada en el minuto 37 y en el 45, tras un remate al larguero, Bobadilla recogía el rechace pero el árbitro anulaba por mano el gol.

El segundo tiempo empezó con Rayco tirando y Limones, otra vez, desbaratando la oportunidad de firmar el empate. Se volvia a intentar jugando bonito; pero nada. Miranda fue esa población donde la UD Logroñés del juego bonito y la carencia en los metros finales volvió a aparecer.

Teníamos otra oportunidad, esta vez a cargo de Andy de tiro directo que se fue rozando el palo. Seguía el 1-0. El orden táctico y el oficio del Mirandés se imponía al juego bonito. Llegó la más clara de los locales y, esta vez, fue Miguel el protagonista del paradón. Sergio Rodríguez hizo los últimos cambios en el 87 para buscar ese gol del empate, pero jamás llego. Miranda es esa población donde se juega como nunca pero se pierde. CD Mirandés 1- UD Logroñés 0.

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